Desde el principio de la creación, Dios plasmó su imagen en nosotros con el propósito de bendecir toda su creación, de generación en generación. Génesis 1:28 registra la primera bendición que Dios da a la raza humana. Esa bendición expresa la multiplicación de la humanidad. Desde el principio Dios vio una humanidad que se relacionaba en íntima comunión con él, que cuida y administra su creación. Dios se manifiesta y actúa sobre la tierra a través de su pueblo. La clave es esta: ¿estás ocupando tu lugar dentro de lo que Dios quiere hacer hoy a través de ti? Dios no tiene límites y te ha diseñado con propósito eterno, para bendecir naciones.